Chile es, sin dudas, un país innovador. En 1924 estableció el primer programa de seguridad social en Latinoamérica. Casi 60 años después en 1980, su reforma previsional, es decir, la privatización del sistema de pensiones impacto al mundo con resultados que superaron todas las expectativas y se transformo en producto chileno de exportación.
Este programa de seguridad social de 1924 se basaba en un sistema de reparto que contemplaba pensiones de amplia cobertura para vejez, incapacidad y muerte mas subsidios de enfermedad y beneficios de salud.
La cobertura del sistema no era del alcance nacional, si no que dividía por tres tipos de empleo. Había tres grandes sistemas: para trabajadores manuales, empleados asalariados y empleados públicos y cerca de 50 subsistemas mas pequeños para categorías particulares de empleados. El resultado: beneficios muy diferentes, mas generosos para algunos grupos con mayor poder político y económico.
DESCRIPCIÒN DEL SISTEMA ANTIGUO
El antiguo régimen previsional correspondía a lo que se conoce genéricamente como sistema con fianciameinto sobre la marcha, en términos que las pensiones que se pagaban a las personas que ya se habían retirado de la fuerza de trabajo sean financiadas con los aportes que realizaban los trabajadores activos, sus empleadores y el fisco, es decir, se trataba de un esquema que tenia elementos de un sistema de reparto, por cuanto la acumulación de reservas no era necesaria, pero, complementados con aportes estatales.
El nivel de pensiones que obtenían los asegurados tomaba como base la historia previsional de cada uno, de acuerdo a lo que señalaba la ley orgánica que regulaba el régimen previsional correspondiente. El nivel de las pensiones que recibían las personas al momento de jubilar tenia escasa relación con los aportes que se habían efectuado al sistema durante la vida laboral activa.
Con todo, la forma como opero el sistema se tradujo en la practica en que el fiscote debió realizar aportes crecientes para que se pudieran pagar las pensiones comprometidas.
Desde el punto de vista administrativo, el antiguo régimen previsional operaba a base de las cajas de previsión, que eran las entidades encargadas de recolectar las cotizaciones que debían cancelar los trabajadores activos y sus empleadores, y de pagar los beneficios que otorgaba el sistema.
Andres Letelier N.
Andres Letelier N.
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